viernes, 2 de noviembre de 2012

Piedra y rana


Nuestras ranas

Nuestros bosques están plagados de ranas en una gran diversidad de especies de bellísimos colores y formas. Algunas de ellas ya están extintas y otras, en peligro de extinción, debido al calentamiento global.

Ya en las leyendas aborígenes de nuestro país, las ranas representaban tanto la fertilidad como la muerte.

Dentro de estas sociedades de rango con sistemas de creencias de tradición animistas basado en el culto a la naturaleza, la metalur­gia cobró fuerza y miles de objetos serían ofrenda religiosa y fune­raria, símbolos de poder y prestigio de las hélites, seres privilegiados que dominaban la unión entre lo social y lo sobrenatural y que tení­an el derecho de llevar esos objetos sagrados hasta sus tumbas.

Esta relación animista en donde hay una concepción de la natu­raleza como unidad y totalidad, donde el ser humano es un compo­nente más de la misma, sirvió de modelo para las concepciones mitológicas que sustentaban a formas de organización complejas en donde la elaboración simbólica de las relaciones entre los humanos y su entorno natural era utilizado como modelo en función de expli­car procesos sociales.

Los animales siempre han tenido un sitio principal en el simbolis­mo religioso, por ser poseedores de una fuerza vital y un poder físi­co que sobrepasan a los humanos, como volar, tener garras, sobrevi­vir bajo el agua, son depositarios de múltiples significados mágicos y religiosos, por lo que se ubican en el ámbito de lo sagrado.
 
En el pensamiento indígena lo que interesa no es el animal en sí, sino sus cualidades esenciales. En la orfebrería costarricense, las aves, las ranas, los sapos, los saurios en general, son los animales mayoritariamente presentes en los diseños, ya sea como figuras individuales o formando parte de figuras humanas.

Los animales cumplen múltiples funciones dentro de la mitolo­gía, pero la más importante de ellas consiste en su papel como inter­mediarios entre las fuerzas superiores e inferiores dentro de la cos­movisión indígena. Esta intermediación se relaciona con su capacidad de poder traspasar las diferentes esferas del cosmos, tras­paso que el chamán es capaz de realizar simbólicamente

Las ranas también simbolizan la fertilidad en la agricultura, su croar anunciaba el advenimiento de las lluvias, el tiempo propicio para la siembra. Por otro lado, su silencio, su ausencia de las lagunas y riachuelos, significaba la iniciación del estío, la recolección. La rana anunciaba con exactitud las estaciones dentro de las cuales se debía laborar para alimentarse, para prolongar y renovar la existen­cia.

El opuesto simbólico de la fertilidad es la esterilidad. Las ranas y los sapos pasan en su ciclo natural de vida por estadios de hiberna­ción, lo cual se relaciona simbólicamente con la infertilidad y la muerte. 





Unión piedra-rana
 
 
Seguiré trabajando las piedras, experimentando con diversos animales y formas. Hay una rama del Arte, llamada Arte Jardín o Garden Art en la cual deseo irme adentrando. En el Arte todo, absolutamente todo, se trata de experimentar y dejar volar nuestra imaginación.


Por ser un símbolo tan presente en nuestra cultura, desde tiempos antiguos, trabajaré con las ranas y los sapos, las lagartijas y las iguanas.

Los invito a acompañarme en mi viaje!









Fernández Esquivel, Patricia. (1998). Algunas nociones sobre el simbolismo orfebre (en línea). San José: Fundación Museos del Banco Central. Disponible en:
http://www.museosdelbancocentral.org/esp/art%C3%ADculos.html? (año en que fue consultado XX, fecha en que fue consultado XX).

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